lunes, 31 de enero de 2011

transparencia

Lo mismo el gobierno ha pensado, digo yo eh, que más listos que sus ciudadanos y sus votantes no hay nadie. Ha pecado justo de lo que a nosotros nos falta, exceso de confianza y ha debido de creer que nosotros, los de izquierdas (¿que se puede ser de izquierdas todavía, muñecos?) somos todos sobradamente sensibles y artistas para juzgar y nos. Bueno, esto último, lo de priorizar el yo y no el tú, el prefijo "auto", vaya, en lo que se refiere al oficio de juzgar y evaluar no está, irónicamente, demasiado de moda. Muy pocos son los que practican ese arte, pero bueno, a lo que vamos: Que si el gobierno se despide de su prometida (¿que se puede prometer todavía, mis perlas?) y por nosotros tan ansiada ley de transparencia deberá ser porque considera que para qué más. Una mujer va leyendo el e-book en el metro frente a mi. Juraría que no tiene cuello y aunque me gustan sus botas, esas piernas quebradas en posición de caganer del belén de navidad, con las rodillas tocando la una sobre la otra no le hacen justicia a un calzado que se adivina pagado con un ojo de la cara. Lo que vengo a decir es que es acojonante lo transparentes que podemos llegar a ser y yo no sé vosotros, pero a mi no pocas veces me asusta el hecho de que alguien que sepa demasiado se siente enfrente de mi. En lo que dura el trayecto a mi trabajo, unos 20 minutos aproximadamente, es increhible la cantidad de información que esa persona podría llegar a extraer. Y era un derecho fundamental, no? lo que si que está de moda es toda esta polémica de internet-intimidad-secretos-intimidad-internet. Afortunadamente la gente está más ocupada hablando de lo de fuera que dándose tiempo para mirarlo detenida y cuidadosamente y así luego poder leer lo de dentro. En el mejor de los casos, la gente está más ocupada leyendo el libro o los "20 minutos" que no los cuerpos ajenos, a pesar de que en ellos haya más verdad que en muchos periódicos.
Pero no es esto lo que debe pensar el SOE por lo visto, para ellos y con la excusa de la crisis dirán que con todo el tiempo libre que tenemos percatémonos de cuan transparentes somos los humanos y hagamos un ejercicio de lectura de emociones. La putada es que no nos han dado una receta para sobrellevar todas las que tendríamos si de verdad nos dejasemos empapapar por las del resto. Supongo que es más fácil que todo siga, como hasta ahora, parado, ya no sin avances sino con retrocesos. Y que nos vaya bonito y que cada uno se proteja su propio ombligo y se cuide muy mucho de a quién le cuenta qué y cual es la extraña razón que le mueve a ello. No vaya a ser que de repente un día, no se cómo ni tampoco con qué pretexto, como diría benedetti en táctica y estrategia, "al fin me necesites" y lo que necesitemos es empacharnos y ponernos malitos hasta vomitar de empatía, de verdad y sí, de transparencia.
Soy consciente de que suena pelín peligroso y algo masoquista pero me encanta la idea.

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