En verano toca descansar. O eso dicen. Así que, ateniéndome fielmente a esta máxima, aunque no sea compartida por todos, o aunque no todos puedan compartirla, yo sí voy a cumplirla. A rajatabla. Así que no me atosiguen. Por favor. Yo iré a mi ritmo. O sea, lento.
Bien, vayamos al grano. Me presento: soy el elefante suicida. Este blog va a estar escrito por dos personas: Cris (un ser angelical, ya la conocerán) y yo, el susodicho paquidermo con tendencias autodestructivas. ¿Y quiénes somos? Pues dos seres raros, rarísimos, que comparten algunos gustos y difieren totalmente en otros (la mayoría). Por ejemplo, yo nunca entenderé su idolatría por cierta viejecita de pelo raro que canta con voz aflautada y que resulta ser un señor (¿?). Pero eso es lo de menos.
Bien, vayamos al grano. Me presento: soy el elefante suicida. Este blog va a estar escrito por dos personas: Cris (un ser angelical, ya la conocerán) y yo, el susodicho paquidermo con tendencias autodestructivas. ¿Y quiénes somos? Pues dos seres raros, rarísimos, que comparten algunos gustos y difieren totalmente en otros (la mayoría). Por ejemplo, yo nunca entenderé su idolatría por cierta viejecita de pelo raro que canta con voz aflautada y que resulta ser un señor (¿?). Pero eso es lo de menos.
La excusa de este blog, la razón de empezar a escribir este cuaderno de bitácora (como diría algún cursi), es mantener una cierta relación a distancia y estar en contacto sobre nuestras cosas ahora que el devenir de las circunstancias de esta veleidosa vida parece querer separarnos. Así que no me queda más que dejar inaugurado este blog y a cederle el paso mi queridísima Cris. Vale.
El elefante suicida
