sábado, 22 de enero de 2011

Los imprescindibles del Elefante (II)

Hoy voy a hablar de una novela que ha estado presente a lo largo de diferentes etapas de mi vida. Me refiero a La conjura de los necios, de John K. Toole. En ella, uno de los personajes más interesantes de toda la historia de la literaturta, Ignatius Reilly, recorre Nueva Orleans de un empleo a otro. Esto es parte de lo que dice la wikipedia:
El personaje central, Ignatius J. Reilly, es un ser inadaptado y anacrónico que sueña con que la forma de vida medieval, y su moral, vuelva a reinar en el mundo. Para ello, para ser escuchado en un mundo en el que es incomprendido, rellena de su puño y letra cientos de cuadernos Gran Jefe, en los que plasma su visión del mundo, y desperdiga esos textos por su habitación, con la esperanza de ordenarlos algún día para crear su obra maestra. Mientras tanto la diosa Fortuna, contra su voluntad, lo catapulta al mundo capitalista, viéndose obligado a someterse a la nueva forma de esclavitud que para él es el trabajo. Él se resigna, comparándose a Boecio (que se resignó a su ejecución) y sale a buscar trabajo. Su actividad laboral y vital es el hilo que une y da sentido a toda la obra, y que nos permite conocer a otros personajes.

Lejos de las meras e hilarantes anécdotas que Ignatius va generando alrededor de sí, la novela trasciende a ello para convertirse, en su trasfondo, en un despiadado retrato del género humano. Un retrato lleno de piedad y comprensión, a la vez que amargura y resignación.

A veces es interesante recordar cómo un determinado libro ha llegado a tus manos. En este caso debió de ser a mediados de los 90, cuando en una de esas ofertas de los kioskos vendían La hoguera de las vanidades de Tom Wolfe y éste por el precio de uno. Cabe decir que el que yo buscaba era el otro; a este no le presté atención. Es más, empecé a leerlo y lo abandoné. Así pasó algún tiempo, abandonado en una estantería, hasta que en mi primer año de universidad, y no teniendo nada que leer en el trayecto a clase (todavía iba en tren), lo cogí.
A partir de ahí lo he hojeado muchas veces, me lo he leído unas cuantas y nunca me ha decepcionado: por lo disparatado, por sus personajes, por lo bien que está escrito, por lo original... y por esa ácida crítica a la sociedad americana que desprenden sus páginas.
La historia del autor y su novela también tiene miga: el joven Toole, después de haber presentado infructuosamente el libro a muchas editoriales se suicidó con poco más de 30 años. A la insistencia de su madre le debemos el que esta magnífica novela viera la luz.

1 comentario:

  1. Libros y madurez, madurez y libros. Es genial ver a qué prestabamos atención y a qué se las vamos prestando después. No es bonito ver cómo nos hacemos viejos aunque sólo sea por ver como cambia nuestro top de lecturas fetiche? (cambia y se amplía) Fíjate tú, otro item para añadir a la lista de contras que lleva cómo título "bunny suicide(ideas de un paquidermo)". jojojo!

    pd. Y yo relacionaba la historia de su autor con la defensa luzhin. Para cuándo nuestro blog de cine? Ay, la combinación de los placeres!

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