miércoles, 15 de diciembre de 2010

Take this waltz.


La intención era rendirle a Morente un homenaje que se precie. No me sale, happyboys and happygirls. En su lugar leo el Público de ayer: lo nuevo de Eco revoluciona italia pese a "no tener tintes de best seller". Recuerdo mi historia con el escritor italiano. Yo, muy marisabidilla, me dije a mi misma que si entendía las letras de Cohen, al que escuchaba con 15 años tiene mi amor, lo de leer a Eco sería un juego para niños pequeños, de esos que además me molan a mi tanto. Asi que sobradita de la vida, como os cuento, sin ningún problema además, inicié mi relación con él a mis 16 años -época caótica de mi vida dónde las haya-
No entendí una mierda; y esto también os lo digo sin que se me caigan los anillos. Me enfadé tanto conmigo misma y mi incultura que rompí cualquier idilio futuro con el susodicho bajo el lema: nunca más me dejaré sobrepasar por un jodido novelista loco. Obviamente vows spoken to be broken y ahora me rio de mi misma, como es habitual y sano.

Pero os juro que en su día todo tenía sentido. Niña orgullosa. Mi libreta de "busquedas" llena de referencias a las que no tenía ni el tiempo ni las ganas de prestar la más mínima atención lo atestigua. En fin, pùede resumirse con lo dicho: niña orgullosa e inmadura.
Pensaba yo entonces que sí, que me llevaría mis palabras a la tumba. Porque hay libros, me decía toda convencida, que merece la pena reeler. Me encantaba y me sigue encantando-es más, lo creo necesario- lo de las segundas e incluso terceras lecturas: vease un ejemplo sencillo y claro: El principito.
Pero con Eco fue distinto. Afortunadamente, ya soy bastante menos orgullosa aunque igual de inmadura y leyendo el Público he decidido darle esa segunda oportunidad.

Intenté leerle a los 16. Escuchaba a Cohen con 15. Leía a Lorca a los 13 a los 15 a los 16 a los 18 a los 20. Vi a Morente en 2007. Cohen le precedió en el FIB y él le llamó maestro y completo su pastel poniéndo la guinda y cerrando con "take this walz" ."Toma este vals, toma este vals".
Mi amiga, compi de festi aquel año había conocido valga la redundancia a un italiano y yo hice el papel de tercera en discordia a lo ikea. No era la situación más romántica del mundo ni más ultraparty festivalera-cómo mola el rollo, colegas!
Ah! pero yo pensaba en Lorca, en Cohen y en Morente. Y fue musicalmente el mejor festival en el que he estado hasta la fecha.

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