Y hace nada, antesdeayer mismo, yo afirmaba echar de menos a mis personajes. Bauticémoslo como descubrientos de navidad, pero me di cuenta de algo:
- Baja a verlos. Son tu familia y te quieren- dijo Papá el día de navidad
Y sí, pese a que no soy muy dada "al resto" de la familia, fue contándoselo como descubrí a los verdaderos protas de mis historias.
Les hablé de Álvaro, diabético, 8 años. Su madre quiso contarme sus penas para hacerme sentirme mejor con las mías y lo pidió mientras me agarraba del brazo: vuelve, los niños te echan de menos.
Les hablé de Érik, con K. Tiene un libro y un pañuelo de lunares rojos que le regalé después de que pidiera permiso para salir a vomitar al baño. "Senyo, ara l'Eric es un cowboy" Espero que no me lo devuelva nunca y se lo preste a Alan, ese hermano que sin serlo va a clase con él, vive con él y le necesita para olvidar y recordar que no existe la familia perfecta.
Y para familia imperfectas la de Eric, con C. "Estic fent-ho bé, Cristina?" Siempre Eric. Y yo volveré a recordártelo las veces que haga falta. Lucy también hará el papel de hermana mayor, con toda su paciencia, la misma niña que trae cuentos escritos por ella para que todos podamos disfrutar de la última media hora de clase de los Viernes por la tarde. Y cuando no sean cuentos serán los poemas de Lorca que ha traido Paula, los pastelitos, muy de su cultura y sus tradiciones, que han traido Nohayla y Aya para compartir con el resto y conmigo, que oidme, soy la más golosa de todos. Las calabazas "no per menjar, senyo, per decorar" del huerto del abuelo de Arnau, las trenzas de Yénabu, las anécdotas de Omar, los dibujos de Keving y las travesuras de Yousrra y Jose. Hasta las malas caras de Íker. Un cómic de Zipi y Zape es mano de santo, se le pasa todo con los gemelos y su aceite de arnica para curar las heridas.
A quién echo más de menos. Que me perdonen mis personajes.
Repunzel, Repunzel, échales tus trenzas hasta que yo vuelva!
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