jueves, 21 de octubre de 2010

mi vida aquí

Debería ser éste un momento propicio para escribir. Han acabado las clases. Estoy solo (no sólo en sentido metafórico). Desde donde estoy veo el patio del colegio. Una canasta, un árbol desmochado. Unas banderas de plástico que todavía resisten desde las fiestas de agosto. En el colegio reina la tranquilidad. Nadie interrumpe mis pensamientos. La señora de la limpieza no viene los jueves. Alguna vez, de pequeño, me detuve a pensar qué ocurriría si nos quedáramos solos en nuestro colegio. Con La Historia Interminable nos dejamos llevar por la imaginación, revivimos esos terrores infantiles. Ahora puedo recorrer los pasillos y entrar en esos sanctasanctórum que eran las aulas. Puedo entrar en la biblioteca y revisar los títulos existentes. Aún puedo notar un regusto de esos temores.
Aquí ya hace frío. Por la noche hay que taparse ya con mantas y edredón. Por las mañanas el coche te avisa que la temperatura está muy próxima a los 0ºC. A las siete y media se pone el sol entre las montañas. Respiro el aroma de los pinos. El viento azota de vez en cuando las ramas de los almendros, de los olivos. Desde mi atalaya vespertina, donde voy a veces a leer, veo todo el pueblo a mis pies, con la modesta iglesia remodelada (su torre maciza, su cúpula de tejas rojas, ¡qué diferencia con las nuestras azules!). Ya sale humo de las chimeneas.
Cuando por fin bajo al pueblo ya no hay nadie por las calles. Tal vez un gato, o el perro de Alex, un niño que dejó ya el colegio pero que sin embargo me saluda por mi nombre. Y es que aquí se conocen todos. A veces en la tienda oigo susurros: ese es el nuevo maestro, le da clases a mi chiquillo.

Ahora son las seis menos algo. Me voy a ir ya. No sé si ver una peli en casa o irme a caminar por un camino que parece que he recorrido ya cientos de veces. Después leeré. Veré algo la tele. Cenaré. Y me meteré en la cama calentito con un libro. Mañana otra vez a la rutina. Aunque será viernes. Y eso siempre le alegra a uno la cara...

El paquidermo con tendencias autodestructivas

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