Mirádles a la cara. Sus dientes son del color del sol. Llevan tauadas sus palabras en cada uno de los agujeros de su brazo. Y se extieden a su alrededor dándoles el color de su música. Arrodilláos ante ellos. Decid - gracias, hijos míos- Decid - gracias, yo no tuve el valor- Decid -gracias, debería haber muerto mucho antes-. Arrodiláos ante ellos- Gritad -perdón, quise infectarte con mi sangre- Gritad - perdón, quise perpetuar mi odio para continuar existiendo- Gritad -perdón, nunca te regalé el derecho más sagrado-.
Arrodilaos ante el valor de los valientes. Sus cuadros cuelgan en los museos. Sus canciones se prolongan en el tiempo. Sus fotografias poblarán nuestras paredes. Ellos. Valientes. Creían que su padre era Dios y su dios dijo:
- sacrifícate para tu país-
-sigue los dictados de la religión-
-tus profesores te enseñan a leer-
-¿No te enseñan tus profesores el significado de la palabra sinónimo?-
-¿no sabes entonces, hijo mío, todo lo que dices y dejas de decir, cuando pronuncias esas palabras?-
Su dios dijo - Haz caso a tus maestros-
Ahora, más vale tarde. Ahora que ellos lo hicieron en silencio. Os mataron con silencio. Más vale hacedlo tarde, ahora que su poesía cuelga de nuestras paredes aunque vosotros leáis odio dónde pone amor. Hacédlo ahora que estais en todas partes gracias a su heroismo. Que os vean desnudos y muertos tal como llegasteis. ¿Por qué no hablais ahora que estáis en todas partes?Arrodillaos. Redimios. Rezad. Con el lenguaje de los verdaderos dioses. Convertir el sueño en realidad.
Hacédlo.
Jodidos cobardes.
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