domingo, 1 de enero de 2012

Los imprescindibles del Elefante (IV) - El Señor de los Anillos

Corría el año de Gracia de 1993 cuando el día de mi cumpleaños amaneció con un libro nuevo que añadir a mis aún poco pobladas estanterías. Mi hermana me regaló un libro del que no había oído nunca hablar: un pequeño volumen, con un dragón dorado en su portada, con las alas plegadas y con cara de pocos amigos, y eso que parecía que estaba dormido. El libro se llamaba El Hobbit y por el aspecto me pareció que sería una frikada infantiloide y que nunca me lo llegaría a leer. Pero empecé a leerlo, primero con desconfianza, como ya he dicho. Poco a poco, sin embargo, fui sumergiéndome en el viaje emprendido por ese pequeño hobbit llamado Bilbo Bolsón, 13 enanos y un mago a veces torpe y otras sabio que se llamaba Gandalf, en pos de un tesoro custodiado por el dragón Smaug en la lejana Montaña Solitaria.
Una vez leído este primer contacto con el mundo tolkiniano quise más y pronto me agencié El Señor de los Anillos, que me leí esas mismas navidades. No hace falta que hable mucho más aquí de la obra magna de Tolkien. Quien quiera saber más puede leer los libros.
A partir de aquel entonces me lo he leído varias veces. Y con el paso del tiempo se hicieron las pelis y todo el mundo hablaba de elfos, magos, hobbits, Morias o abismos de Helms como si tal cosa. Y a decir verdad, a los que descubrimos por nosotros mismos a Tolkien, sin ayuda de otros medios, nos molestaba que de pronto ese mundo fuera mancillado por manos que no lo sabían apreciar en su justa medida o que simplemente frivolizaban con todo aquello.  A la par, veíamos todo aquel fenómeno de masas con cierta indulgencia, como pensando que unos pocos habíamos estado allí antes que toda aquella masa. Y aunque las películas no están mal y porque se hicieron a veces dirigidas para esa masa ignorante a la que había que dar todo masticadito los libros son mucho mejores. Bueno, cabría decir que el libro es mucho mejor, ya que Tolkien lo concibió como un todo: fue la escasez de papel tras la segunda Guerra Mundial la que obligó a la editorial a publicarlo en los tres volúmenes que todos conocemos.
Con esto acabo esta entrada de hoy. Como dijo alguien: el mundo se divide entre los que han leído El Señor de los Anillos y los que no. Así que, si no lo han leído... ¿a qué esperan para hacerlo?

PS: de ese pequeño volumen primigenio no sé nada, se lo dejé a alguien y aún no me lo ha devuelto, pero lo suplí (actualmente tengo cuatro ediciones del Hobbit y otras tres de ESdlA, friky que es uno...).

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